Hace algunos días tuve una discusión con un compañero de trabajo, donde él argumentaba que la universidad en la cual había estudiado, por ser privada era mucho mejor que la mía.

Les pongo un dibujo para que se imaginen la escena (No se confundan, yo soy el que tiene el chancho en las manos):

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Partamos de un punto importante.

La universidad no hace al profesional. Es el profesional, quien por sus propios méritos logra sobresalir.

La ultima vez que fui a una universidad privada quede con la boca abierta al ver los laboratorios, las salas de computo e incluso los baños. El acceso a la ultima tecnología trae consigo una gran ventaja competitiva.

Les voy a dar un dato personal: Los dos desarrolladores que más admiro y que por cierto son los mejor remunerados: nunca se graduaron.

Teniendo en cuenta esta información, y que además mi salario es competitivo con el de los desarrolladores egresados de universidades privadas, es hora de hacer un simple ejercicio matemático:

En mi caso particular, si hubiera terminado a tiempo, hubiese pagado un total, por toda la carera de ingeniería de 282 dolares. Si; leyeron bien. Por toda mi carrera pagué este valor.

Al compararlo con los más de 5 mil dolares que paga una persona por un solo semestre en una universidad privada, ese valor suena ridículamente menor.

Mi discusión termino así:

«No se si tu universidad es mejor o peor que la mía. Lo que si sé, es que yo pagué por toda mi carrera, lo que tu pagaste por estudiar algo más que una semana. En este momento tenemos las mismas oportunidades ¿Que inversión  fue mejor?»

¿Que tengo en contra de las universidades privadas? Nada, lo único que tengo es envidia, pero la conclusión es la misma: No importa la universidad, lo importante es el profesional.